Publicado originalmente en Medium.
La fotografía no escapa de la tecnología blockchain. Al fin y al cabo, una simple fotografía es un activo que ostenta un valor intrínseco por sí misma. También, es la evidencia de una realidad, de un hecho, de un instante temporal, captado por los dispositivos móviles con los que cuenta la humanidad actualmente.
La unión de los dos conceptos “activo” y “evidencia”, nos conduce a un axioma innegable y es que la fotografía requiere de una prueba de certeza incuestionable. Dependiendo del contexto donde se captó la instantánea y del valor que le atribuimos, es imprescindible dejar una constancia en el tiempo del momento justo cuando se tomó y, que esa evidencia es indubitada.
Por supuesto que, ante este argumento, se puede manifestar que no tiene el más mínimo sentido obtener el hash de la huella en el tiempo de la totalidad de las fotografías de una familia en la celebración de una reunión dominical o las realizadas durante la ascensión al pico de una renombrada montaña.
Sin embargo, ¿a quién no le parece lógico obtener el hash de la fotografía del alumbramiento de su hija (por si acaso) o, la obtenida durante una disputada competición?. Dejando así, un vestigio cierto e incuestionable de la veracidad del hecho concreto en un momento determinado o próximo al acaecimiento del suceso.
Si adentramos en el ámbito jurídico la necesidad de dejar constancia fidedigna de los sucesos con consecuencias jurídicas, es todavía más patente: ¿cuántos juicios se pueden haber ganado gracias a una fotografía? O, ¿perdido? ¿Cuánta documentación gráfica aportan los peritos en sus informes?
La gran mayoría de las fotografías hoy en día son archivos digitales fácilmente manipulables. Cualquier abogado que impugne la veracidad de una fotografía y solicite una prueba de experto informático va a dilatar el juicio y encarecerlo, lo que se puede evitar de forma inmediata e irrebatible obteniendo el hash de la huella en el tiempo cuando se toma la instantánea del acontecimiento en disputa.
En cualquier ámbito de las ramas del Derecho tiene su significado y virtualidad, desde el derecho penal al derecho marítimo. Una fotografía ya no podrá ser puesta en duda, porque el hash habrá sido compartido por millones de computadoras con idéntica información confrontable.
En un futuro próximo, toda persona que su automóvil sufra desperfectos por un conductor temerario podrá dejar constancia del autor culpable y responsable del accidente y de los daños que ha sufrido el coche. Todo ello, en el momento exacto que ha ocurrido y sin ninguna alteración de las circunstancias en beneficio del culpable o causante de la colisión.
Del mismo modo, las personas que sufran un percance por causa del mal estado de una acera en una ciudad, de manera fácil e inmediata podrán mantener su versión de los hechos con la prueba gráfica del momento en se tomó la fotografía. No vaya a ser que al día siguiente reparen la acera y se quede sin prueba.
Y así, cualquier hecho o evento que se aparte de la legalidad en perjuicio de un tercero o, que tenga unas consecuencias jurídicas por faltar el ciudadano a la diligencia exigible en su actuar diario, sin causar perjuicios no deseados.
No podemos olvidar la responsabilidad de las compañías en el desempeño de su actividad en el ejercicio de su actividad. Por ejemplo, la recepción de una mercancía que no cumple con los requisitos de calidad o embalaje, podrá ser denunciada a la empresa responsable para que se haga cargo de la reparación y evitar una futura reclamación. Un acta de socios podrá ser fotografiada y subida de inmediato su hash a la blockchain ya que, como todos sabemos, ni una sola acta se inscribe en la actualidad en el libro de actas de socios. También, se podrá dejar constancia de un accidente laboral previamente a cualquier modificación de las circunstancias que lo han provocado.
Por último, es posible que, incluso, la tecnología blockchain aligere la carga de trabajo de los juzgados lo que mucha gente celebrará y unos pocos maldecirán.
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